Article de CESCE sobre el conflicte Israel-Palestina (15.10.23)
Occidente ha mostrado su apoyo al país hebreo, escenificado en los viajes a Tel Aviv del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony John Blinken, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Asimismo, Washington ha enviado equipamiento militar a Israel e, incluso, ha desplazado al Mediterráneo Oriental a la sexta Flota -que incluye, entre otros, al portaaviones Gerald R.Ford, al crucero de misiles guiados USS Normand, y varios destructores de la clase Arleigh Burke-. En el otro lado de la balanza, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, ha criticado los movimientos adoptados por Israel al considerar “que han excedido la autodefensa» y ha defendido el reconocimiento de los dos Estados como la única solución viable para resolver el conflicto. En clave regional, un buen número de países han condenado los pasos dados por el Ejecutivo de Netanyahu. En el comunicado publicado en los medios saudíes, la monarquía dirigida por la casa Saud, criticó el desplazamiento forzoso de un millón de civiles y reiteró “la postura inquebrantable del Reino al defender la causa palestina”, unas declaraciones que han estado acompañadas –según medios occidentales– de la suspensión de las negociaciones con Tel Aviv para normalizar las relaciones. En un tono más duro, el ministro de Exteriores de Jordania publicó un comunicado asegurando “que el bloqueo de alimentos, medicinas, combustible y ayuda humanitaria constituye un crimen de guerra según el Convenio de Ginebra”. Y, lo que es más preocupante, el conflicto ha disparado el riesgo de que se produzca una escalada de las hostilidades a lo largo de la región. Los enfrentamientos entre la milicia libanesa de Hezbolá y el ejército israelí se han intensificado, provocando la muerte de civiles en ambos lados de la frontera; entre ellos, un periodista de la agencia Reuters en el sur del Líbano. Al mismo tiempo, las fuerzas aéreas israelíes han llevado a cabo el mayor bombardeo de los últimos años sobre los aeropuertos sirios de Damasco y de Alepo. El ataque ha dejado ambas instalaciones fuera de servicio, una ofensiva que ha sido interpretada por los analistas como un aviso para Irán. Por su parte, Teherán ha adoptado en los últimos días un tono más beligerante, escenificado en las declaraciones del ministro de Exteriores de Irán, Hosein Amir Abdolahian, en las que señalaba que “la posibilidad de que se inicien nuevos frentes aumenta cada hora”, e insistía en que el país persa no será “un mero espectador ante los crímenes cometidos en Gaza”. Así pues, Oriente Medio se encuentra en un momento especialmente delicado, donde el riesgo de que se produzca una extensión del conflicto de consecuencias difíciles de calcular se ha convertido en una posibilidad real. La materialización de este escenario dependerá, en buena medida, de la magnitud de la campaña militar que lleve a cabo Israel en las próximas semanas.
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